sábado, 29 de diciembre de 2007

La familia O´Clock

La familia O´Clock, vivía feliz en casa del relojero del pueblo.
Papá O´Clock era un reloj de pared grande, de color caoba y forma ovalada. Mamá O´Clock un precioso reloj dorado de mesa, con forma de arpa; y O´Clock hijo un pequeño despertador azul, con las manecillas de color amarillo.
Los días transcurrían de manera apacible y monótona, según O´Clock hijo que se aburría de llevar una vida tan tranquila.
Cada hora, siempre puntual, Papá O´Clock hacía sonar un Dong, Dong... grave y profundo, seguido del Diiiing, Diiing... de mamá O´Clock . Así todos los días.
A O´Clock hijo, también le habría gustado participar de este dueto musical, pero como era un despertador, sólo sonaba por las mañanas, cuando el relojero lo limpiaba y le daba cuerda. Eso sí, su Riiing chillón se oía por toda la casa.
-Ya se ha despertado nuestro pequeñín- decía mamá O´Clock, sonriendo.
-Será un gran despertador- contestaba papá O´Clock orgulloso.

Ya hemos dicho que O´Clock hijo se aburría mucho, quería ver mundo, vivir aventuras, sus papás no lo entendían.
-Aquí estás bien, el relojero nos cuida. Se preocupa de darnos cuerda todos los días y de que el polvo no se acumule sobre nosotros. ¿Qué más quieres?
-Quiero cambiar- les contestaba. La relojería ya me la sé de memoria. Quiero visitar otras casas.

Un día, un comprador que visitaba la relojería se fijó en él.
-Este despertador es perfecto para mi hijo, lo compro.
-No está en venta- le contestó el relojero. Le enseñaré otros despertadores que sí lo están.
Pero O´Clock hijo, que vio en el comprador su oportunidad para visitar otras casas, saltó al bolsillo de su abrigo y se marchó con él.

Los primeros días se lo pasó muy bien. El comprador tenía un niño pequeño, muy travieso, al que le gustó mucho O´Clock hijo porque era un "juguete nuevo" muy divertido. Lo llevaba por toda la casa, haciéndolo sonar continuamente, para desespero de sus padres.

Pero luego, cuando se cansó de él, O´Clock hijo empezó a llenarse de polvo en la estantería donde le había dejado el niño. Ya no sonaba porque nadie se acordaba de darle cuerda, y empezó a pensar que sus papás tenían mucha razón cuando le decían que en casa del relojero era donde mejor estaba.

Todos los años, por Navidad, el comprador y su mujer cogían todos los juguetes que su hijo ya no quería y los llevaban al rastrillo benéfico. Entre esos juguetes estaba O´Clock hijo.
Y en el rastrillo fue donde lo encontró el relojero. Que muy contento se lo llevó a la relojería.
-¡Qué contentos se pondrán tus padres cuando te vean!, estaban muy preocupados, ¿sabes?. Además, te espera una sorpresa.
- Un buen castigo por haberme escapado, ésa será la sorpresa que me espera cuando lleguemos- pensó O´Clock hijo.

Pero se equivocaba. La sorpresa era un pequeño despertador como él, pero de color rojo, con las manecillas azules. Una hermanita, O´Clock hija.

O´Clock hijo ya no se aburría. Ahora tenía alguien con quien jugar y competir a ver cuál de los dos sonaba más fuerte. Para orgullo de sus padres y desesperación del relojero, que tuvo que comprarse unos tapones para los oídos.

FIN

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