Feliciano era una lombriz feliz.
Pasaba el día, cavando y comiendo,
comiendo y cavando.
Un día, un pájaro goloso
así le habló :
Feliciano, ven aquí.
Tengo una cosa para tí.
La lombriz confiada,
al pájaro obedeció
y en su estómago terminó.
Ay, Feliciano,
lombriz feliz eras.
Por ingenuo y confiado,
mira dónde has acabado.
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1 comentario:
bueno, creo que esta vez va a funcionar. Me gusta tu casa llena de letras mágicas. Un besito, Hermi
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