Manzanita vanidosa,
tan linda y preciosa,
sólo miras las estrellas,
quieres ser como ellas.
Desprecias a las demás
porque no son tan bellas.
“¡Qué arrugadas están
no quiero hablar con ellas!”
Pero un día el viento,
del árbol la tiró,
y sucia y magullada
la manzanita quedó.
¡Ay, manzanita vanidosa!
Te creías la más hermosa,
y ahora estás sola
por presumida y orgullosa.
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